La pandemia de COVID-19 ha puesto en jaque, entre tantas cosas, la habilidad de los estados para dar respuesta a una crisis sanitaria sin precedentes. Los países no solo han sido testigos (con mayor o menor pasividad) de como las camas de hospitales se fueron llenando de contagiados de COVID-19, sino que también se han visto obligados a tomar medidas drásticas para evitar la falta de respiradores o el colapso hospitalario.
El lector estará acostumbrado al escenario anterior, imperante en la mayoría del mundo desde marzo de 2020. Sin embargo y con un esfuerzo económico y científico sin igual a fines del 2020 se aprobaron las primeras vacunas y con su aprobación surgió no solo la esperanza mundial sino la incertidumbre sobre la distribución de las mismas.
En este contexto, Israel ha emergido como un líder en vacunación a nivel mundial. Con la tasa de vacunación a todos sus ciudadanos (sin distinción) más alta en el mundo, Israel ha demostrado no solo un sistema de salud robusto, sino también una capacidad de organización y ejecución ejemplar. Como muchos dicen “en Israel se tira la flecha y luego se acomoda el blanco para que la flecha impacte”.
Sin embargo, al mundo aun le cuesta aceptar el éxito israelí sin buscar las críticas. En los últimos días ha surgido la polémica en cuanto a la obligación de Israel de vacunar a la población palestina.
La comunidad internacional y los organismos internacionales de derechos humanos entienden que existe una obligación legal de Israel de vacunar a la población palestina de Cisjordania y Gaza. Al considerar al estado de Israel como “potencia ocupante” del territorio palestino le corresponden las obligaciones propias del Derecho Internacional Humanitario.[1]
Por su parte, Israel entiende que los palestinos, bajo los Acuerdos de Oslo de 1993[2], asumieron la responsabilidad de la salud de su población. Establecieron sus propios ministerios, entre ellos el de salud en lo que hoy es Cisjordania controlada por la Autoridad Palestina y Gaza controlada por Hamas.
Los líderes palestinos optaron por desarrollar sus propias respuestas a los lanzamientos de la vacuna COVID, trabajando con la Organización Mundial de la Salud, varios gobiernos, incluida Rusia, y varias compañías farmacéuticas.
Ahora bien, es importante mencionar que los ojos están puestos en Israel por el éxito de su programa de vacunación. Un sistema de salud solido fruto de una sociedad madura y avanzada permite que hoy estemos analizando la posibilidad de compartir vacunas con población vecina. Si uno analiza otras regiones del mundo vera que son pocos o casi nulos los ejemplos de solidaridad entre países cuando de vacunas contra el Covid-19 se trata.
La Autoridad Palestina (AP), órgano representativo de los palestinos y que se arroga las potestades de un estado, debería responder y ser capaz de establecer un programa de vacunación claro frente a su población.
Si los palestinos van a reclamar por la escasez de fondos, (lo que hacen de vez en cuando sirviendo a sus propósitos), entonces ¿sus prioridades de gasto no merecen un escrutinio? ¿debería la comunidad internacional quitarle todo tipo de responsabilidad a los líderes palestinos? ¿No deberían ser responsables por sus elecciones como los líderes de cualquier otro pueblo?.
La comunidad internacional no duda en rápidamente exigirle a Israel, omitiendo opinar sobre la responsabilidad del liderazgo palestino, cuyas acciones en diversas areas son mas que cuestionables. Debemos recordar que el ejercicio de soberanía, del internacionalmente reconocido estado palestino, debe venir acompañado de responsabilidad.
Lamentablemente, la Autoridad Palestina continúa pagándole sueldos mensuales a los autores de atentados terroristas en Israel y a sus familiares. Según un informe publicado por el Jerusalem Center for Public Affairs de los 693 millones de dólares que la Autoridad Palestina recibió en 2017 como ayuda extranjera, 345 millones fueron destinados a “subsidios a terroristas y a sus familiares” [3] en el marco del programa denominado “Fondo para los mártires” por el cual la AP abona un estipendio en efectivo mensual a las familias de los terroristas palestinos muertos, heridos o encarcelados por atacar, ayudar a atacar o planear atacar a israelíes.
No menos escandaloso es lo que sucede con el grupo terrorista Hamas en la franja de Gaza. Sin ningún tipo de control internacional, ni de la Autoridad Palestina, sobre como el grupo utiliza el dinero que ingresa como ayuda humanitaria, Hamas destina la mayor parte de sus fondos a la compra de misiles, la construcción de túneles terroristas y el financiamiento de ataques a Israel.
Es así como la familia de los soldados israelíes Hadar Goldin y Oron Shaul, cuyos cuerpos permanecen retenidos en Gaza por el grupo terrorista Hamas buscan condicionar la entrada de ayuda a Gaza, incluidas las vacunas contra el coronavirus, a la devolución de los cuerpos por parte del grupo terrorista que gobierna en el enclave palestino.
Zvi Hauser, presidente del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, afirmo que “Israel no debe actuar según las reglas de juego de Hamás” y sostuvo que el Estado debe comportarse según “los valores humanitarios judíos en todo lo relacionado a la Franja de Gaza sin entregarse al terrorismo”.
No se debería utilizar la vacunación como una herramienta de negociación política, pero tampoco se puede perpetuar la irresponsabilidad del liderazgo palestino, amparado en la buena voluntad de Israel.
¿Es esperable que Israel ofrezca vacunas sin pretender nada a cambio?
Nadie en Israel es tan necio para negar el beneficio de que la población palestina este vacunada, no solo por razones humanitarias, sino también por la cercanía y el contacto que se produce a diario entre ambas poblaciones. Sin embargo, es momento que los lideres palestinos asuman las responsabilidades que les competen y enfrenten como los lideres de cualquier otro pueblo los desafíos que se presentan.
Israel ya ha afirmado que brindara vacunas a la población palestina luego de inmunizar a su población, pero el liderazgo palestino debe asumir que la ayuda humanitaria y la buena voluntad de Israel no son infinitas.
[1] Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra (“Cuarto Convenio de Ginebra”) Articulo 56, 12 agosto 1949, 75 UNTS 287, disponible aquí:
[2] Carta de fecha 8 de octubre de 1993 dirigida al Secretario General por los Representantes Permanentes de los Estados Unidos de América y la Federación de Rusia ante las Naciones Unidas. Ver específicamente artículo 6 inciso 2. Disponible aquí:
[3]Lieber, Dov (31 July 2017). “PA payments to prisoners, ‘martyr’ families now equal half its foreign aid”. Times of Israel. Disponible aquí
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